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sábado, 16 de agosto de 2008

Los dilemas de Cristina frente al INDEC

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En los despachos de la conducción económica dicen que desde hace rato el problema no es Guillermo Moreno. Cuenta un funcionario de primer nivel que, como es habitual, el secretario de Comercio llevó a Néstor Kirchner los números provisorios de la inflación de julio, que arrojaban en el dibujo del Indec 0,6 por ciento. El ex presidente miró la planilla, tachó la cifra, escribió 0,4% y ordenó: “me lo justificás”. Leal y obediente como lassie, Moreno difundió el comunicado oficial con la corrección solicitada. ¿Otra vez Kirchner doblando la apuesta a aquellos que reclaman transparencia en el Indec?

No vale la pena detenerse mucho más en los números del Instituto oficial de Estadísticias. En privado, funcionarios de Economía y el Banco Central se quejan de que el Secretario de Comercio no haya cuidado siquiera las apariencias, con algún criterio elemental de consistencia.

Según en el organismo, contabilizando el dato de julio difundido el lunes, en el último año la inflación fue de 9,1 por ciento. Ese mismo día, se publicó otro informe: el índice general de salarios creció al 26,1 anual, mientras que los sueldos de los trabajadores no registrados (en negro) aumentaron 32,1 por ciento.

¿Los empresarios argentinos son tan desprendidos que conceden aumentos que tripican la inflación? ¿Argentina es un país líder en la mejora del poder de compra de los trabajadores y la redistibución del ingreso?

Esta misma semana, las Direcciones Provinciales de Estadísticas difundieron sus propios datos de inflación de julio, que en algunos casos triplican y en otros quintuplican el númerito del Indec para Capital y GBA. En el último año (julio 2008/julio 2007), en Rio Negro la inflación fue 36,3%, en Neuquén 33,9%, en San Salvador de Jujuy 31,3%, en Posadas 30,8%, en Paraná 26,9%, en San Luis 26,6% y en Santa Rosa (La Pampa) a 26,5%.

Con esas cifras, salvo en un puñado de sectores, el poder adquisitivo se achica. El consumo se debilita. Y la pobreza vuelve a elevarse. Además, para la administraciones provinciales –donde la mitad del gasto son salarios- el desafío político por delante es mayúsculo. No casualmente, en los últimos dos meses, cinco provincias (Buenos Aires, Córdoba, San Fe, Misiones y Neuquén) presentaron ante sus legislaturas proyectos de reformas tributarias con alza de impuestos.

Si los precios siguen erosionando sueldos y jubilaciones e imponen un freno abrupto a la economía, entonces el bache en la recaudación se trasladaría también a la Nación, disparando un circulo vicioso de imprevisibles consecuencias. Para colmo, desde la primera quince de junio, una de las principales fuentes de recursos fiscales se desinfló: el precio de la soja cayó 27 por ciento.

Por ahora, el escenario de estanflación (estancamiento con inflación) no es mayoritario entre los analistas. Pero hay funcionarios que saben que la probabilidad crece. Deberían notificarlo al matrimonio presidencial.